La reducción mamaria es una técnica quirúrgica que se asocia, en la mayoría de ocasiones, con beneficios estéticos, pero son numerosas las ventajas a nivel funcional que se obtienen con este procedimiento.

Los beneficios tanto físicos como psicológicos suponen una mejora significativa de la calidad de vida de las pacientes que optan por esta cirugía, haciéndola una de las más solicitadas en cirugía estética mamaria.

Funcionalmente, con la reducción mamaria conseguimos reducir el volumen y el peso de los pechos, reduciendo la carga que continuamente soporta la zona dorsal y cervical de la espalda, y las molestias que ello genera debido a malos hábitos posturales que se adoptan tanto por el peso del pecho como por la tendencia a disimularlo. La reducción de pecho disminuye el centro de gravedad del cuerpo por lo que la tensión muscular entre el cuello y la espalda se reduce. Esto mejora la postura y la flexibilidad de las mujeres que se someten a esta intervención.

Una talla excesiva de pecho puede causar incluso problemas para respirar. Con frecuencia las mujeres con este problema presentan dificultad para la práctica de ejercicio físico. Tras la intervención, las pacientes podrán realizar ejercicio físico con mayor facilidad.

Además, mejoran o incluso desaparecen los surcos que la tira del sujetador deja en los hombros, y también desaparece la irritación de la piel en los surcos submamarios, muy habitual en los meses de más calor.

Las candidatas ideales para esta intervención son pacientes con un IMC (índice de masa corporal) correcto. Es decir, con un peso acorde a la talla de la paciente, aunque, en ocasiones, el beneficio que genera la reducción de peso en el pecho es suficiente razón para realizar la intervención en pacientes con sobrepeso. En todos los casos, la decisión ha de ser consensuada con un profesional. Tras la intervención, el cambio en el volumen y la forma de las mamas es inmediato, aunque lógicamente irán mejorando con el paso de los meses.

Las pacientes no suelen referir dolor, y podrán hacer una vida normal, aunque sin realizar esfuerzos con los brazos desde las primeras semanas después la intervención. El tratamiento postoperatorio se reduce a llevar un sujetador deportivo día y noche durante unas 6 semanas. No es necesario quitar puntos ni realizar curas, tan solo la ducha diaria e hidratar la piel.

Soportar la carga emocional y física que supone tener el pecho grande es innecesario. La cirugía de reducción mamaria puede ayudar a las mujeres que presentan esta condición a superar las molestias físicas, recuperar la confianza en sí mismas y desarrollar una imagen personal positiva. Cuando el procedimiento es realizado por un cirujano plástico cualificado y con experiencia, se puede considerar una intervención segura con muy buenos resultados y, lo más importante, obtener un elevadísimo grado de satisfacción por parte de las pacientes.

Todo ello hace que la frase más repetida entre nuestras pacientes sea…

“sólo me arrepiento de no haberlo hecho antes”